Por: Carlos Madridejos Ornilla. Equipo Asistencia Técnica Fondo Europeo para la Paz

A finales del año 2016, las Farc-EP y el Gobierno nacional de Colombia firmaron el “Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, que establecía las bases para abrir un proceso de reconciliación nacional y poner fin a un conflicto que se extendía por más de 50 años a lo largo y ancho del país. Más de 13 mil excombatientes iniciaron un protocolo de dejación de armas, que se desarrolló durante seis meses y que dio paso a un proceso de reincorporación de largo plazo que permita dotarles de medios de vida sostenibles y condiciones para la participación social y política.

La Unión Europea (UE), que había demostrado un apoyo firme durante el proceso de negociación, reafirmó su compromiso a través de la constitución del Fondo Europeo para la Paz, integrando los aportes de 21 países y sus fondos comunitarios, lo que constituye más de 120 millones de euros para impulsar iniciativas locales de desarrollo rural, reconciliación y construcción de paz. El Acuerdo de La Habana introdujo varios factores diferenciales, pioneros por su enfoque multidimensional y de largo plazo, que son referencia en otros contextos internacionales. Tres de estos factores han sido determinantes en el diseño de los proyectos e iniciativas apoyadas por UE:

  • El concepto de Paz territorial, entendiendo que la diversidad social, étnica, cultural y ambiental del país debe también expresarse en estrategias de desarrollo y construcción de paz diferenciada para cada una de las regiones, construidas de manera participativa por sus comunidades como actores protagónicos.
  • La necesidad de revertir algunos de los factores estructurales y de las brechas históricas que agudizaron y complejizaron el conflicto. En ese sentido, se profundiza en la relación entre desarrollo rural, reducción de las conflictividades e inclusión socioeconómica de las comunidades más afectadas por la presencia de actores armados y economías ilícitas.
  • La reincorporación colectiva como la principal propuesta de las FARC para impulsar la reintegración integral de los excombatientes en el largo plazo, complementando desarrollo económico y dinámicas de reconciliación y convivencia pacífica. 

En ese marco de actuación, el Acuerdo de Paz identificó los modelos de Economía Social y Solidaria (ESS) como estrategias de alto impacto, lo que en la práctica permitió la conformación de aproximadamente 135 cooperativas distribuidas por todo el país. Estas organizaciones integran a más de 6.000 excombatientes y ahora trabajan en la puesta en marcha de un amplio abanico de proyectos productivos e iniciativas de negocio que les permitan generar empleo e ingresos en el largo plazo. Además, la iniciativa se complementa y fortalece con la creación de Economías Sociales del Común (ECOMUN), una entidad de alcance nacional, que tiene el objetivo de conformarse como Grupo Cooperativo capaz de posicionar e impulsar los diferentes productos y servicios que ofrecen los excombatientes en territorio.

La ESS, como modelo de organización comunitaria, presenta diversas características que pueden influir positivamente en los procesos de reincorporación y reconciliación: (I) Con una estructura más horizontal y basada en relaciones de solidaridad, los proyectos productivos se convierten en un mecanismo para fortalecer el capital social y relacional de los excombatientes (II) Se integra la mirada empresarial, bajo principios de rentabilidad y competitividad, con objetivos sociales y comunitarios, que impulsan procesos de inclusión y redistribución (III) Los procesos de planificación y toma de decisiones se estructuran en torno a amplios ejercicios de participación y diálogo, promoviendo la ciudadanía activa, la gobernanza democrática y el fortalecimiento de nuevos liderazgos (IV) La dinámica cooperativista promueve la articulación con otros actores locales, en esquemas de cooperación y trabajo en red, lo que  permite facilitar el encuentro entre sector público, privado y social como base fundamental para avanzar hacia procesos de desarrollo territorial más inclusivos y sostenibles (V)

En contextos de reincorporación y construcción de paz las apuestas productivas se convierten en espacios de encuentro y diálogo y, en última instancia, en oportunidades para la reconciliación y la reducción de las conflictividades entre actores vinculados al conflicto, comunidades víctimas e institucionalidad.

Proyectos para transitar hacia el cambio social

Estas características y potencialidades han sido identificadas e incorporadas en una parte importante de los proyectos financiados por el Fondo Europeo para la Paz. De los 27 proyectos que hay actualmente en ejecución, 17 de ellos plantean apoyo e inversiones directas a los procesos de reincorporación colectiva que adelantan los exguerrilleros de las FARC. Aunque los avances son progresivos, el último reporte de seguimiento y monitoreo del Fondo Europeo para la Paz (con corte a 30 de Junio del 2020), muestra avances significativos:

900 excombatientes participan en proyectos colectivos y/o de economía solidaria1.080 excombatientes recibieron formación técnica para la inclusión laboral y/o gestión de negocios.860 excombatientes recibieron formación y asesoría en economía solidaria y gestión empresarial.

Es importante mencionar que todas las iniciativas han partido de procesos de concertación a nivel local, con los colectivos de excombatientes y las comunidades receptoras, y de articulación interinstitucional, con diferentes entidades del Gobierno Nacional y con las políticas e instancias derivadas del Acuerdo de Paz y competentes en su implementación. Este periodo de diálogo, que ha sido largo y extenso, puede ser muy valioso en términos de sostenibilidad y apropiación, por lo que se espera acelerar la implementación práctica en los próximos meses, llevando apoyos técnicos y financieros que beneficien a aproximadamente 4.000 excombatientes, 135 cooperativas de base y que contribuyan a sentar bases sólidas de un proceso de reincorporación económica y social de largo aliento. Es necesario mencionar que el trabajo no se plantea únicamente con los exguerrilleros, sino que tiene una mirada integradora, por lo que vincula de manera transversal a dos actores fundamentales: las comunidades aledañas a los espacios de reincorporación, que sufrieron las duras consecuencias de la guerra y la exclusión social, y las entidades públicas del orden nacional y territorial, que son quienes podrán dar continuidad al acompañamiento y los apoyos en el medio y largo plazo.

A modo de síntesis, los proyectos del Fondo inciden en cuatro dimensiones estratégicas, las cuales buscan generar impactos sinérgicos en las dinámicas de reincorporación, reconciliación, fortalecimiento institucional y desarrollo comunitario:

  • Bajo un enfoque de desarrollo territorial, establecer una relación entre potenciales endógenos locales y mercados formales, garantizando que sean iniciativas rentables y competitivas pero sostenibles en términos sociales, culturales y medioambientales. En ese sentido, las acciones apoyadas por el Fondo Europeo para la Paz se centran principalmente en la implementación de modelos agrícolas y pastoriles sostenibles, el fortalecimiento de la cadena piscícola, la puesta en marcha de actividades agroindustriales y de generación de valor agregado, fomento del turismo rural y comunitario y apoyo a emprendimientos y start up que incorporen un enfoque innovador.
  • Brindar una oferta formativa específica, ad hoc para cada contexto territorial, que permita promover nuevos liderazgos al interior de las cooperativas y fortalecer las capacidades empresariales y gerenciales de los excombatientes. Todo ello, se complementa con instrumentos de capitalización, sea a través del Apoyo Financiero a Terceros (AFT) o estrategias de coinversión, o estrategias de coinversión, que faciliten la puesta en práctica de las iniciativas.
  • Integrar las propuestas de los excombatientes y buscar complementariedad con otros actores e instrumentos, a tres niveles: promoviendo alianzas público-privadas que faciliten la financiación o la comercialización, acercando políticas públicas y oferta institucional para su dinamización y posicionando a las organizaciones de base en espacios de planificación y gobernanza a nivel territorial. No se trata de generar apuestas de negocio aisladas sino de facilitar procesos de encadenamiento y avanzar hacia la consolidación de cadenas territoriales de valor, con capacidad para atraer e incluir progresivamente a nuevas comunidades y organizaciones.
  • Capitalizar el valor agregado de la cooperación europea, con más de 20 años de presencia en Colombia, acercando conocimiento específico desde los diferentes países miembros, sus empresas y su institucionalidad que permitan acercar conocimiento específico para enriquecer las iniciativas de negocio, fortalecer las políticas de reincorporación y reconciliación o consolidar alianzas comerciales que faciliten la venta de productos locales en la UE.

Los próximos años serán cruciales para afianzar el diálogo, la cooperación y la convivencia pacífica como mecanismos de desarrollo territorial y construcción de paz, que incorporen a las comunidades más afectadas por el conflicto, pero también a los actores que estuvieron vinculados a este, bajo miradas de reincorporación y reconciliación de largo plazo. En ese sentido, la Economía Social y Solidaria se posiciona como una estrategia determinante para la inclusión social y la generación de empleo y el Fondo Europeo para la Paz se consolida como un instrumento de apoyo e impulso a las comunidades locales, tal como lo manifestó hace un año la anterior Alta Representante/Vicepresidenta Federica Mogherini en la conferencia de prensa tras su última reunión con el Presidente Iván Duque.

Este artículo fue publicado originalmente en la revista Inclusive Development (26 de mayo de 2020). Esta es una reproducción traducida y actualizada de dicho texto.

Para leer el artículo en versión original: dar click aquí