El Fondo Europeo para la Paz despliega diversas acciones orientadas a superar las desigualdades históricas del campo y los problemas estructurales que limitan el desarrollo de las economías rurales. Una de ellas es el proyecto Colombia PUEDE, desarrollado en Nariño, que en consonancia con lo establecido en el Punto 1 del Acuerdo de Paz, tiene como propósito principal mejorar los estándares de calidad de productos agrícolas locales (cacao, lima y coco específicamente) y facilitar su acceso a clientes especializados.

La conexión con mercados formales sigue siendo uno de los grandes cuellos de botella que enfrentan las productoras y productores rurales, debido fundamentalmente a tres factores determinantes: la falta de infraestructura productiva y vial, la dificultad para acceder a asistencia técnica especializada y la ausencia de tejido empresarial y sector privado. En esta realidad nació en 2014 la Corporación Técnica para el Desarrollo del Pacífico (CORTEPAZ) que agrupa a 200 familias e impulsa un proceso colectivo de acopio, beneficio y comercialización del cacao en grano. Se trata de una organización con trayectoria previa en diferentes iniciativas de cooperación internacional, demostrando un alto grado de compromiso y apropiación.

El acompañamiento de Colombia PUEDE para optimizar ese capital humano, organizativo y productivo se ha centrado en fomentar nuevas prácticas de producción, manejo y venta, priorizando calidad, origen y diferenciación, y en crear condiciones para que la actividad comercial y sus dividendos sean sostenibles en el tiempo e incluyan de manera efectiva a la base productiva, en especial sectores poco posicionados (mujeres y jóvenes). Desde el plano operativo se ha desplegado una combinación de asesoría técnica, acompañamiento en campo y acceso a financiación, dando ya sus frutos en cuatro dimensiones de carácter económico y social:

  • La mejora del proceso de secado, mediante dotación de infraestructura adecuada y formación en buenas prácticas de acopio, control y postcosecha, ha impactado directamente en la calidad del producto (cacaos especiales), mejorando sus cualidades organolépticas, y en consecuencia en su rentabilidad. En la actualidad sus aliados comerciales reconocen $ 3.000 COP adicionales por kilo, que suponen un aumento de hasta 15% de los ingresos para algunas familias.
  • La exportación de 12,5 toneladas de cacao a Suiza para lo que ha sido determinante la entrega de un capital semilla que ha permitido superar dos barreras estructurales en la comercialización. Por un lado, ha dotado a CORTEPAZ de capacidad para pagar el cacao al contado, generando incentivos para los productores, que requieren ingresos garantizados y en el corto plazo, y fomentando la fidelidad de los asociados, quienes ahora canalizan toda su producción hacia la organización. Por otro lado, se ha incrementado el volumen de compra en un corto periodo de tiempo, lo que permite cumplir con la demanda del cliente y abrir mayores oportunidades de negociación y venta. El resultado, más allá del envío de un contenedor completo, es también el aprendizaje técnico, logístico y financiero que ha habido tras la operación.
  • El avance hacia el relevo generacional y la vinculación de las y los jóvenes a la actividad productiva y comercial. En esta línea, el proyecto ha apoyado la conformación y consolidación de la unidad de acompañamiento técnico, a cargo de un equipo integrado por un grupo de jóvenes rurales. Esta unidad presta diversos servicios en finca como remoción parcial de copa, control de arvenses y manejo de plagas y enfermedades. Estos servicios inciden positivamente en tres niveles: i) apoyo a las personas más mayores que no están en condiciones de llevarlas a cabo, incrementando la productividad y calidad de sus cultivos; ii) fomento de nuevos liderazgos e involucramiento progresivo de las nuevas generaciones; y, iii) generación de nuevas fuentes de ingresos para sus equipos técnicos. El proyecto financió el funcionamiento de dicha unidad durante los primeros meses, cubriendo el periodo de pilotaje y consolidación; ahora ha pasado a integrar la estructura formal de la organización, ampliando su portafolio de servicios a productores y aliados.
  • Las mujeres cada vez tienen un rol más importante. En una organización en la que el 40% de las familias asociadas cuenta con liderazgo femenino, las mujeres constituyen el 50% de la Directiva, garantizándoles capacidad y autonomía en la toma de decisiones, y lideran tres de las unidades de negocio más importantes: la central de beneficio, el equipo de acompañamiento técnico y el procesamiento de aromáticas y aceites esenciales. Una de estas mujeres, Evangelina Quiñones, nos dice “soy la encargada del centro de postcosecha y me encargo de que todo el producto salga con las características y condiciones que espera el cliente. Nuestra labor como mujeres es fundamental y como jóvenes contamos cada vez con un mayor reconocimiento. En los últimos años hemos ido ganando espacios y podemos decir que, en el presente, participamos equitativamente en el día a día de la organización y en todo el ciclo productivo. Esta forma de trabajo beneficia a nuestras familias pero también al resto de asociados, a otras mujeres y a la comunidad en su conjunto. Es un ejemplo de trabajo en igualdad”. La estructura y el modus operandi de CORTEPAZ evidencian que la sinergia entre iniciativas de desarrollo productivo y equidad de género es posible.
  • CORTEPAZ es un ejemplo de que existen alternativas para perseguir la meta del desarrollo rural sostenible e incluyente, tal como expresa su representate legal, Rubén Lasso, “Nuestro objetivo es transformar el entorno productivo. Esto no se limita a mejorar la calidad o las condiciones de venta sino que requiere la creación de nuevos liderazgos, que sean capaces de fortalecer nuestras unidades de negocio e impulsar nuevas iniciativas: los jóvenes y mujeres juegan un rol muy importante en este sentido”.

Esta reseña de caso, que contribuye al Pilar 4 del Fondo Europeo para la Paz: Productividad sostenible e incluyente, fue publicada en el XI Informe de seguimiento del Fondo Europeo para la Paz (junio – septiembre de 2021), y refleja algunos de los logros del proyecto Colombia PUEDE, ejecutado por el International Trade Centre (ITC). El texto está basado en documentación facilitada por el International Trade Centre (ITC) y en entrevistas a miembros de su equipo y a actores clave del proceso, algunos de cuyos testimonios se recogen en los párrafos en cursiva.

Sobre el Fondo Europeo para la Paz
El Fondo Europeo para la Paz es un mecanismo de cooperación de la Unión Europea creado para acompañar al gobierno colombiano en la implementación del Acuerdo de Paz, con énfasis en el Punto 1 de Desarrollo Rural Integral y Punto 3 en lo que concierne a la reincorporación de la población excombatiente de las FARC-EP a la vida civil. En el marco del Fondo se han puesto en marcha 31 intervenciones mediante las cuales se pretende contribuir a la reconciliación de la sociedad colombiana, a la reincorporación social y económica de excombatientes, a la equidad de género y la inclusión de sectores vulnerables de la población, al desarrollo rural sostenible e incluyente, y a la presencia legitimadora de Estado y la gobernanza local. La cobertura geográfica de las diferentes acciones del Fondo abarca 26 departamentos y 147 municipios del país.